El intérprete de la primera acción de gracias

Desde siempre, la comida ha tenido la virtud de unirnos alrededor de una misma mesa con la única expectativa de estar juntos y compartir. Prueba de esto son los diferentes relatos históricos que llegan hasta nuestros días, desde las bodas de Caná hasta los grandes festines del imperio romano. En definitiva, si podemos sacar una conclusión de todas esas historias, es que se trata de una ocasión en que la gente no se regala más que la compañía mutua. Quizás sea por eso que en un país tan multicultural como Estados Unidos, donde cada etnia celebra sus propias festividades, el día de acción de gracias es la fiesta nacional por antonomasia; se trata de una celebración que les es común a todos por no ser religiosa. Esta fecha trasciende cualquier barrera cultural y en ella, a pesar del fuerte peso de la identidad individual, todos comen lo mismo. Esa misma fue la premisa de la primera comida de acción de gracias: unir a dos culturas. Es el leit motiv de nuestro trabajo como intérpretes, y esa primera comunión precisamente fue posible gracias a la intermediación previa de un trujamán, ubicado entre ambas orillas y muchas veces olvidado (incluso hay quienes sostienen que se trata de un personaje inventado).

Squanto o Tisquantum
Los primeros datos que se conocen de este nativo, a pesar de la variedad de versiones, se relacionan con la llegada de John Smith a la zona del Cabo Cod en 1614 durante una expedición cartográfica. En esa misión, Smith comisionó a Thomas Hunt para que iniciara relaciones comerciales con la población autóctona, pero Hunt fue un poco más allá de lo que se le había solicitado. Fingiendo interés en el comercio de castores, atrajo a 24 indígenas de las poblaciones Nauset y Patuxet a su navío y los llevó a España, donde los vendió como esclavos. Algunas versiones sostienen que uno de los miembros de este grupo, que respondía al nombre de “Tisquantum” (o “Squanto”), tuvo la suerte de ser tomado en custodia por un grupo de frailes que lo educó en la fe cristiana y luego lo liberó. Otras postulan que, tras llegar a España, Squanto fue apropiado por un capitán que lo llevó a vivir a Londres, donde pasó algunos años antes de pasar a manos del capitán Thomas Dermer, junto a quien indiscutidamente llegó a dominar la lengua inglesa.

Mientras tanto, en su tierra natal, los Patuxet y Nauset -que pertenecían a un grupo de aldeas conocido como “Confederación Wampanoag”- se encontraban molestos por los constantes raptos, y por ello se mostraban hostiles con los europeos. Tras el desengaño de 1614, los navíos ingleses y franceses que visitaban sus costas ya no eran recibidos con los brazos abiertos. No obstante, entre los años 1618 y 1619, la población Patuxet sufrió diversas enfermedades que arribaron junto a los visitantes, hasta el punto del exterminio.

Resulta importante destacar que previo a la llegada de los colonos (o “Pilgrims”, como se los conoce en la cultura anglosajona) era habitual el comercio entre europeos y americanos, pero estos últimos nunca habían manifestado interés alguno en permitir que los europeos se instalaran permanentemente en sus tierras, y de hecho se los invitaba a retirarse por la fuerza cuando su estadía se extendía más allá de lo aceptable. Sin embargo, con la desaparición del pueblo Patuxet, los exploradores encontraron tierras disponibles en las que afincarse, y así fue como Patuxet se convirtió en Plymouth.

Pero un Patuxet había sobrevivido: Squanto. Con la voluntad de regresar a su tierra, Squanto consiguió empleo como intérprete y experto en recursos naturales americanos en la “Newfoundland Company”, que poco tiempo antes había fundado una colonia en Cupper’s Cove. En esa función, Squanto logró retornar a su terruño. A su llegada, se encontró con la fatalidad de que los patuxet habían sido barridos por las enfermedades y pasó a residir con otra de las poblaciones Wampanoag. Para su desgracia, los Wampanoag no confiaban en él por su estrecha relación con el capitán Dermer y solicitaron asistencia a su líder, Massasoit, quien decidió mantenerlo cautivo.

Durante los meses de diciembre de 1620 a febrero de 1621, los colonos continuaron viviendo en el Mayflower y hacían viajes de ida y vuelta a tierra firme, adonde labraron la tierra y se dedicaron a la construcción hasta poder instalarse en la costa en marzo de ese mismo año. Hasta ese momento, no solo no habían tenido encuentros cercanos con pobladores locales, sino que no habían visto más que algunos fogones ardiendo en la distancia. Así fue como el 16 de marzo los tomó por sorpresa la visita de un aborigen llamado Samoset, quien en un inglés entrecortado les hizo saber que dentro de su tribu había un hombre que había vivido en Inglaterra y hablaba el inglés a la perfección. Los colonos de Plymouth, que en ese entonces no tenían suficiente comida para alimentar ni a la mitad de sus 102 miembros, le manifestaron su interés en la posibilidad de negociar un tratado de paz y de establecer relaciones comerciales.

Al mismo tiempo, enfrentado con otras naciones tribales más poderosas, e informado por Samoset de la hambruna y del mal momento que pasaban en el territorio los peregrinos de Plymouth, a quienes había visto trabajar a la distancia durante todo el invierno, Massasoit decidió iniciar relaciones y proponerles una alianza en la que se intercambiaran alimentos por protección.

El 22 de marzo de 1621, Massasoit fue al encuentro de los peregrinos. Debido al hecho de que los europeos y los nativos americanos hablaban diferentes idiomas y tenían poco en común, el líder tribal decidió reclutar a Squanto como mediador lingüístico e intercultural. Ambas partes llegaron rápidamente a un acuerdo de colaboración que garantizara la supervivencia de ambos pueblos. En el intercambio, los nativos de la tribu Wampanoag ayudaron a los peregrinos dándoles semillas, enseñándoles cuanto debían saber respecto del clima local y entregándoles a Squanto como ayudante.

Muy pronto, Squanto se convirtió en un miembro esencial para la colonia de Pylmouth por ser el único medio de comunicación fiable entre sus gobernadores y los líderes tribales, entre los cuales Massasoit, pero también por ayudarlos a negociar la paz con todos los líderes aborígenes de la Confederación Wampanoag. Squanto oficiaba no solo de intérprete sino también de guía, de agregado comercial y de experto agropecuario, pues les enseñó a los colonos a capturar anguilas, a sembrar maíz usando pescado como fertilizante y a construir viviendas adaptadas a la región. Su papel resultó de una importancia incluso mayor con la llegada de nuevos barcos que tenían por objetivo fundar nuevas colonias e iniciar transacciones con sus coterráneos.

Gracias a la ayuda de Squanto, en el otoño de 1621 los peregrinos lograron cosechar alimento suficiente para sobrevivir al invierno siguiente. Felices por el éxito de sus cultivos, decidieron invitar a Massasoit y a 90 hombres de su tribu a su primer festín en tierras americanas, suceso que se conmemora actualmente como la primera edición del “Día de acción de gracias”. Allí, los peregrinos sirvieron aves de corral y maíz, y los Wampanoag aportaron cinco ciervos que habían cazado para la ocasión. Ese primer año, la celebración duró tres días e incluyó juegos y música; ¡cuánto habrá trabajado Squanto durante ese período para facilitar la comunicación entre anfitriones e invitados!

No se registran otros relatos de celebraciones de este tipo sino hasta finales de la década de 1660, en que la práctica de llevar a cabo un festival de la cosecha como este se volvió una tradición regular en Nueva Inglaterra. En los años posteriores, la tradición continuó con los líderes civiles hasta que el presidente Abraham Lincoln la declarara feriado nacional. A pesar de desconocerse la fecha exacta, se sabe que la primera acción de gracias tuvo lugar entre septiembre y noviembre de 1621, pero se celebra anualmente el cuarto jueves de noviembre desde que el presidente Franklin D. Roosevelt así lo decidiera (aduciendo que noviembre muchas veces tiene cinco jueves).

En cuanto a Squanto, se sabe que murió de viruela en el ejercicio de la profesión en noviembre de 1622, durante una misión a cargo del gobernador William Bradford.

Si bien el comercio de esclavos a manos de exploradores europeos en el nuevo mundo fue algo habitual durante un período mucho más abarcativo que el relatado aquí, el impacto de la captura de Squanto cambió para siempre el rumbo de la historia estadounidense y de los colonos venidos del viejo continente. De hecho, si pensamos específicamente en nuestro oficio, podemos decir que es consabido que la interpretación de enlace se practica desde tiempos inmemoriales, pero ¿alguna vez pensaron en los eventos históricos que no habrían sido posibles de no ser por la intervención de un intérprete?

Por: Camila Oeyen

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